Aldover, olivera
Els diaris, aquests dies, parlen (o hauria de dir escriuen?) del poeta José Agustín Goytisolo perquè aquest mes de març fa anys que va morir. Del 1968 és el seu poemari Algo sucede i aquest poema que parla de Tortosa. És per això, que des d’aquestes terres, li tornem el record.
“Pierre le maquis”
Saludo a tots els meus amics, tant de bo! que puguin encara veure l’aurora després de la llarga nit. Jo, massa impacient, marxo abans que ells. Stefan Zweis
Els diaris, aquests dies, parlen (o hauria de dir escriuen?) del poeta José Agustín Goytisolo perquè aquest mes de març fa anys que va morir. Del 1968 és el seu poemari Algo sucede i aquest poema que parla de Tortosa. És per això, que des d’aquestes terres, li tornem el record.
“Pierre le maquis”
Yo llegué a Aix en Provence por la mañana
de un día oscuro de setiembre
cuando las hojas secas de los plátanos
revueltas por el viento golpetean
con furia el parabrisas ya manchado
por el barrillo de los camiones
que cruzan la Camargue en la hora incierta
que media entre dos luces. Un café
agua en el rostro y consultar el plano:
rue de la Republique; rue de la Gare;
place de Saint Paul: aquí pequeña calle
serán pocos minutos. Oui Monsieur
y la búsqueda fácil; con la carta
y el paquete que envuelve la botella
de Fundador Domecq
hasta un segundo piso. La señora
envuelta en una bata medio china
me contempla y me escucha. Pierre no está;
no vive aquí, se fue y ella no sabe adónde;
quizás en el bar: allí tenía amigos
y alguno lo sabrá. Las escaleras
y el golpe de la puerta a mis espaldas.
Nada en el bar. Tampoco
los hombres que jugaban cada la partida
cada día con él saben decirme
cómo encontrar a Pedro dónde vive.
Tan sólo entiendo que hace más de un año
empezó a beber fuerte
que hablaba más que nunca de la guerre
que se reía solo y maldecía
jurando en castellano
y que le detuvieron
un Catorce de Julliet
cuando orinaba las flores y coronas
del Monument de la Rèsistence
de la que había sido Comandante.
Pedro Antón o Pierre; escucha:
no sé si aún estas vivo
pero si un día lees o te cuentan
lo que ahora escribo aquí quiero que sepas
que de regreso ya hacia La Junquera
en un bistrot increíble rodeado de gitanos
que hablaban catalán -cerca de Sète-
yo me bebí con ellos la botella
que para ti me dieron en Tortosa.
Fue a tu salud: lo juro. Aquella carta
creo que la he perdido.
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