El darrer dominical de La Vanguardia porta una entrevista a Mario Vargas Llosa que gira al voltant de la publicació del seu últim llibre La civilización del espectáculo, un assaig on el premi Nobel reflexiona sobre la cultura i la seva frivolització i degradació.
A una de les preguntes contesta sense embuts d'aquesta manera: "...una obra de arte vale lo que vale su cotización en el mercado, y eso es aberrante. En el campo de la pintura, la victoria de los farsantes es total, las artes plásticas son juego y farsa y nada más, con la complicidad de críticos papanatas que confieren estatuto de artista a los que, como mucho, son ilusionistas. Hoy tenemos artistas que defecan en público, músicos que se plantan ante el piano y no tocan ni una tecla... En la literatura todavía hay algunos patrones que permiten distinguir lo que posee un valor auténtico. Nadie cree que el mejor escritor es el que gana más dinero."
Per acabar de rematar-ho, al ser preguntat sobre la biennal d'art de Venècia contesta això: " La he visitado cuatro veces en mi vida, pero nunca más. No abriría las puertas de mi casa a uno solo de todos los cuadros, esculturas y objetos que allí se exponen. Bajo la coartada de la modernidad, se exhibe una terrible orfandad de ideas, de cultura artística y de destreza artesanal."
Una foto de l'escriptor a tota plana, assegut a un sofà i davant un quadre ens posa alerta i ens recorda que sobre gustos no hi ha res escrit i que estigui lliure de pecat que tiri la primera pedra.
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